domingo, 16 de febrero de 2014

EL HIJO DEL DESCONOCIDO (ALAN HOLLINGHURST)



Se lo reconocía el otro día a un compañero de biblioteca, con el que catalogo cada vez menos y me río cada vez más: “Tengo debilidad por el Bildungsroman”. Y como novela de formación se presenta El hijo del desconocido de Alan Hollinghurst, cuyo primer capítulo, mil veces leído pero no por ello tópico, se ocupa de la fascinación y atracción que el carismático Cecil Valance ejerce sobre un tanto apocado George Sawle y su hermana Daphne.
Sin embargo, justo cuando una se prepara para leer acerca de los desengaños y decepciones que la vida ha de depararle al joven George, el foco alumbra a Daphne unos años después, a quien se nos presenta como novia-viuda retrospectiva del voluble Cecil y esposa de su tiránico hermano menor, con quien tiene ya dos hijos: Corinna y Wilfred. Un nuevo salto temporal nos lleva a conocer a Paul, anodino empleado de banca, a quien un absurdo accidente lleva a desarrollar una obsesión un tanto enfermiza por Cecil Valance, de quien una década después se erige en biógrafo tan desastrado como audaz. Novio temporal del citado Paul es el brillante Peter Rowe, que se gana la vida como profesor de música en un internado sito en Corley Court, antigua residencia de los Valance, y toca el piano con Corinna.
Si se han perdido, no se preocupen. Varias han sido las veces en que quien desde aquí les habla ha tenido que pararse y trazar un árbol genealógico que guiara la lectura. Y no hay aquí crítica alguna. El hijo del desconocido puede, en efecto, frustrar las expectativas como novela de formación -aunque como tal podría leerse la trayectoria de Paul- pero sus saltos en el tiempo, que acaban por abarcar todo el siglo xx y parte del xxi, y sus cambios de foco hacen avanzar la trama y mantienen en vilo al lector, deseoso de saber quién era el destinatario real del poema que, bajo el título de “Dos Acres”, Cecil escribe al comienzo de la novela. No es fácil dado el arco temporal y el amplio elenco del drama. Si una historia de tal calado viene además acompañada de una prosa redonda y sobria, una no puede dejar de celebrar El hijo del desconocido como una magnífica novela y de recomendarles, faltaría más, que lean, lean...