martes, 6 de agosto de 2013

MEMENTO MORI (MURIEL SPARK)



Con una diferencia de apenas dos días veo Amor de Haneke y termino de leer Memento mori de Muriel Spark, dos aproximaciones narrativas bien distintas a la mayor de las certezas humanas, la de la propia extinción. Es la primera una acongojante -y magnífica- disección, desprovista de cualquier tipo de afectación o sentimentalismo, de la vejez, la enfermedad y la muerte. Esta última se presenta, de hecho, como una liberación deseable del dolor, la locura, el deterioro, la frustración y miserias corporales varias.


En la novela de Muriel Spark, sin embargo, el enfoque es bien distinto. No podía ser de otra manera. La aspirante al título de irónica entre irónicos nos presenta de inicio una historia de corte policíaco en que un grupo de jubilados recibe anónimas llamadas telefónicas que les recuerdan la inminencia de su final (“Recuerda que vas a morir”, de ahí el latinajo del título) pero la investigación -que no llega nunca a ser digna de tal nombre- se vuelve pronto mero Macguffin que sirve para que los indefensos ancianitos se revelen como envidiosos, adúlteros, ruines e implacables chantajistas. De hecho, la identidad de la cambiante y misteriosa voz al otro lado del teléfono no acaba de desvelarse del todo, aunque una curiosa hipótesis es formulada por Jean Taylor, antigua dama de compañía y personaje más lúcido de toda la novela. Aquí lo dejo. Vds., sin embargo, lean. Lean y diviértanse con otra magnífica novela de Muriel Spark.


Aprovecho además la ocasión para dejarles por aquí la descacharrante interpretación que de El sentido de la vida hicieron hace ya un tiempo los Monty Python. No se la pierdan.



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