sábado, 18 de mayo de 2013

UN PARAÍSO INALCANZABLE (JOHN MORTIMER)



Hace ya casi tres años que tengo mi base en Villasana de Mena, un pequeño pueblo del Norte de Burgos, en la misma frontera con Vizcaya, donde un ayuntamiento de lo más activo organiza actividades más que singulares como, por ejemplo, una cata virtual de vinos, ciclos de cine noruego y polaco en versión original, un festival internacional de folklore de considerable entidad y una semana cultural que más bien debería llamarse mes, pues prácticamente agota diciembre. La última edición de dicha “semana” contó entre sus actos con una conferencia, dirigida a los ancianos de la residencia local, acerca de la conveniencia de hacer testamento. Ya se imaginarán Vds. que el tema de la charla en cuestión, en combinación con el público a que iba destinada, fue objeto de no pocas bromas macabras, así como de unos cuantos comentarios aquiescentes del tipo de “solo en Villasana”. El caso es que, al margen de lo adecuado o no del objeto de la conferencia, o del foro en que se pronunció, un testamento escrito a tiempo sirve para evitar no pocos problemas. No todos, sin embargo. 

Un sorprendente legado es, de hecho, el detonante de Un paraíso inalcanzable de John Mortimer, en la que Fred Simcox, médico rural, trata de comprender los motivos que llevaron a su padre, Simeon Simcox, párroco socialista, a legar toda su herencia al arribista diputado conservador Leslie Titmuss. Su objeto no es otro que evitarle a su madre Dorothy el trago del proceso que su hermano Henry, antiguo angry young man, quiere incoar para declarar nulo el testamento del simpar párroco. Lo que sigue es el relato en retazos de unas cinco décadas de la vida del difunto párroco y de su familia, así como de sus paisanos de Rapstone Fanner, un pueblecito inglés con tanto colorido local como “el mío”, cuya paz se ve alterada por el racionamiento de la posguerra, ecos de la guerra fría o de las huelgas de mineros contra el Thatcherismo más  brutal... Y mediante dicho relato entronca John Mortimer con lo mejor y más clásico de las Letras Inglesas por su maestría en la descripción, en el uso de los tiempos y de los tempos narrativos y, no podía ser de otra manera, de la ironía y del humor. En esta ocasión, además, no viene este último acompañado de esa exquisita frialdad, distanciamiento y cinismo so so british que quizá se puedan achacar a Evelyn Waugh o Nancy Mitford, sino que Mortimer mima a todos y cada uno de sus personajes y los hace cercanos y dignos de afecto para el lector. Así que Vds. háganme caso y lean, lean Un paraíso inalcanzable de John Mortimer y, si tienen ocasión, no dejen de visitar el Valle de Mena.


viernes, 10 de mayo de 2013

LA NATURALEZA DE LAS LÁGRIMAS (PETER CAREY)



Este rincón no hace sino acumular polvo y telarañas en los últimos meses, por más que intento robarle tiempo a los días para poner un poco de orden. Espero sepan perdonarme y no me abandonen del todo. Les prometo redimirme en las cada vez más próximas vacaciones estivales, donde intentaré dar cuenta de esa siempre inagotable lista de pendientes, encabezada ahora mismo, cómo no, por la más que apetecible Telegraph Avenue del Sr. Chabon. Y no me crean inactiva. Tras dar cuenta de La casa redonda de Louise Erdrich, sobre la que podrán leer en el número de verano de Qué Leer, he retomado la por el momento magnífica Un paraíso inalcanzable de John Mortimer, que reúne lo mejor de las letras inglesas y le añade, además, sal y pimienta. 
Mientras termino con ella y vengo a contarles con un poco más de detalle, les dejo para que se entretengan lo que en el Qué Leer del corriente mes digo acerca de la un tanto decepcionante La naturaleza de las lágrimas de Peter Carey.

Por aquí nos vemos. Lo prometo.