lunes, 26 de noviembre de 2012

POR UNA VEZ Y SIN QUE SIRVA DE PRECEDENTE...



Con la intención de participar en el concurso organizado por Libros Y Literatura, cuyo posible premio es demasiado goloso como para dejarlo pasar, hago un hueco para dejarles de nuevo por aquí el enlace a una reseña publicada hace unos meses. Se trata del texto que en el cada vez más lejano verano publiqué sobre Westwood de la simpar Stella Gibbons. A ver si hay suerte y, sobre todo, a ver si no tardo otro mes en pasar a saludarles.

Concurso Libros y Literatura

domingo, 25 de noviembre de 2012

INTERREGNO (XVI)



Lo sé, lo sé... tengo este rincón muy descuidado pero el tiempo no da más de sí. Quise pasar por aquí cuando leí la divertida Ventajas de viajar en tren de Orejudo. Quise también dejarles por aquí la crítica de la muy recomendable Todo lo que soy de Anna Funder, que todavía pueden leer en el Qué Leer del casi agotado ya mes de noviembre. No hubo manera. Llegó luego además la gripe estacional -o algo muy parecido- a poner las cosas más complicadas... Reparto ahora mismo mi tiempo entre The casual vacancy de J. K. Rowling, sobre  la que podrán leer donde Vds. ya saben el próximo mes de enero y la magnífica El latín ha muerto ¡Viva el latín! de Wilfried Stroh, que contra toda probabilidad pero con todo merecimiento se ha convertido en best-seller en Alemania. He encontrado, no obstante, un hueco, por fin, para pasarme por aquí a dejarles la crítica que más arriba les mencionaba, así como para recomendarles la lectura de la muy singular La abadía de Crewe de Muriel Spark, un descacharrante Watergate ambientado intramuros de un convento de clausura y que, como todo lo de su autora, no deja títere con cabeza. Así que ya saben, lean, lean...
                                              
“Todo lo que soy”
Autora: Anna Funder
Traductora: Gemma Rovira Ortega
Editorial: Lumen
480 páginas. 23.90 euros
[4 tinteros]

La memoria es caprichosa y no atiende a voluntades. Ruth Wesemann, una octogenaria arraigada en Sidney, agota sus últimos días rememorando los de la agonizante República de Weimar y el pujante monstruo nacionalsocialista. Es, sin embargo, incapaz de seguir conversaciones mundanas sobre el propio desayuno o la localización de los productos de limpieza. A su vez, Ernst Toller, ideólogo, poeta y dramaturgo alemán, se fuerza a recordar en una habitación de hotel lo que durante seis años ha preferido obviar mediante simple y llana omisión o aséptica mención.
Pese a la apariencia de contemporaneidad de ambas voces, más de seis décadas las separan. No obstante, entre los dos componen en alternativo relato en primera persona el diédrico retrato de Dora, prima y amante, y también su Pasión. Con mayúsculas, sí. La acción bien puede transcurrir entre el Berlín de Hitler y el Londres de Chamberlain y Churchill y denunciar la pasividad y connivencia inglesas ante las acciones de la Gestapo y las SS en suelo británico, pero hay algo mesiánico en el sacrificio de Dora, apóstol antes que mártir, y hay también, por supuesto, un Judas Iscariote con sus treinta monedas de plata.
Vstedes, no obstante, no se dejen engañar por tan piadosa analogía, pues Todo lo que soy es, ante todo, una novela seria y bien documentada, que a sus no pocos méritos añade su cualidad absorbente y lo trepidante de su ritmo e invita a seguir muy de cerca la trayectoria de su autora.
[Publicado en Qué Leer, noviembre 2012]

jueves, 1 de noviembre de 2012

A PROPÓSITO DE ABBOTT (CHRIS BACHELDER)


Abbott es el solícito padre de una niña de apenas dos años y será el padre de otra en cuanto termine el verano. Es profesor universitario pero hace años que no lee libro ni ejerce de académico, salvo en sus más desatadas ensoñaciones. Sus días se consumen entre cañerías atascadas, desvelos por la seguridad de su muy acaparadora hija y malentendidos y discusiones soterradas con su no menos embarazada mujer. Pese a todo, no deja de ser un intelectual con irreductible afán de trascendencia, capaz de sorprendentes epifanías mientras cambia la cuchilla del viejo cortacésped, llama a un fontanero, recoge el correo o lee noticias un tanto morbosas en Internet. No siempre resulta de estas revelaciones, sin embargo, Belleza o Felicidad, pese a que el material es ciertamente propicio para las efusiones líricas, sino que A propósito de Abbott, compuesta en pequeñas piezas impresionistas, resulta por momentos sorprendentemente cínica y hasta macabra. Dado el tono del conjunto, sin embargo, no dejan de ser cinismo y toques macabros accesos inteligentes al humor, que, es cierto, no mueve casi nunca a carcajada pero sí, casi siempre, a la media sonrisa. Lean, lean... y, como siempre, gracias a los amigos de Libros delAsteroide por su exquisito gusto y su generosidad.