sábado, 23 de abril de 2011

CLOCKWISE (MICHAEL FRAYN): UNA DE HUMOR INGLÉS

Llego un poco tarde, lo sé, para desearles a Vds. un feliz día del libro; o quizá llegue muy pronto, según se mire y nos sintamos más o menos catalanes. El caso es que me he pasado buena parte de la jornada viajando y reinstalándome después del breve receso vacacional y no he podido pasar por aquí primero. Eso sí, traigo hoy material más que jugoso:

1) Para empezar, la constatación de que no sólo de novedades vive el común de los lectores. Hoy en la estación de autobuses de Bilbao, sin ir más lejos, he visto un Balzac y un Mailer, además de mis Michael Frayn y Sherman Alexie.

2) Para seguir, la más que favorable impresión que me ha causado Clockwise del citado Frayn, del que ya les he hablado por aquí en más de una ocasión y que se lee por estos pagos, me temo, mucho menos de lo que debiera.

Se trata del guión original de la película homónima de 1986, protagonizada por John Monty Python Cleese y difundida en nuestro país bajo el título de Al compás del reloj. Se narran en él las cómicas peripecias de Brian Stimpson, el rígido y más que puntual director de un colegio inglés, que en el día más importante de su carrera se convierte en víctima de la entropía y el caos. El desencadenante no es otro que un equívoco lingüístico debido a la polisemia del término inglés ‘right’ y el resultado es una divertidísima y delirante comedia que muy bien podría llevar la firma de P. G. Woodehouse, Kingsley Amis o David Lodge pero lleva la de otro humorista que no les anda demasiado a la zaga.

Así que ya saben. Lean, lean. Y, por supuesto, ¡feliz Sant Jordi!

miércoles, 20 de abril de 2011

INTERREGNO (XIII): DEL ÚLTIMO PULITZER Y OTRAS FERIAS

Algunos de Vds. recordarán quizá que hace unos meses inicié la reseña de Las tres balas de Boris Bardin de Krmpotic’ Jr. hablando de un supuesto código deontológico del crítico literario iniciado por un categórico “para empezar, no reseñar los libros de los amigos”. Los dioses nos libren, por favor, de los conflictos de intereses pero, puestos a explicitar tal código grabándolo sobre piedra o bordándolo a punto de cruz –de gustibus non disputandum-, creo hoy más bien que junto al I. en romanos debería figurar “no reseñar libros que no se hayan leído”. Les parecerá, quizá, una obviedad, pero lo cierto es que no son pocas las críticas que en el mundo están escritas sin conocimiento de causa. Y no voy a señalar.

No he leído A Visit from the Goon Squad de Jennifer Egan, recientemente galardonada con el Premio Pulitzer. En consecuencia, esto no es una reseña, que llegará, si llega, en unos meses. Si hoy vengo por aquí es para compartir con Vds. la buena nueva de que por fin, casi un mes después, he terminado En la corte del lobo de Hilary Mantel, un Booker con todas las de la ley; y, sobre todo, para hacerme eco del interesante debate suscitado en la versión digital de The Guardian a propósito del título de Egan.

Se describe este como una “novela experimental” inspirada por -¡ahí es nada!- Proust y Los Soprano y se justifica tal etiqueta apelando al capítulo que incluye en forma de presentación de Powerpoint, al parecer ilegible en el Kindle de Amazon –en fin...-. Insisto en que puede que esté dando palos de ciego pero ¿no estaremos confundiendo churras con merinas? ¿Es innovadora una novela porque sustituya las tradicionales cartas por emails o mensajes de texto? Lo dudo mucho. La innovación y la ruptura con la tradición se halla, creo, en otros lugares, como muy bien señala PaulBowes01, quienquiera que este sea, en sus comentarios a la noticia:

“In the face of all the hype, has anybody describing this book as 'experimental' actually read it? Or read any genuinely experimental fiction?

Egan's novel is a perfectly conventional story that uses a well-worn formal structural device -presenting events out of chronological sequence: has one brief chapter that mimics the most obvious stylistic mannerisms of David Foster Wallace; and another that takes the form of a PowerPoint presentation. Experimental?

Has the bar really been set so low now? Joyce, Beckett, Blanchot, Burroughs -or, for that matter, Wallace- must be revolving in their graves.”

Y de nuevo, más abajo:

“I didn't think A Visit from the Goon Squad was bad, but it's being misrepresented in the literary media in a way I find unaccountable. The book is about as 'experimental' as any other mainstream novel, but it's being flogged as though it represents some daring stylistic breakthrough. I notice that the Guardian has chosen to excerpt the one chapter that foregrounds an unusual formal device - the PowerPoint slide presentation - which gives the impression that the whole book is a formal jeu d'esprit when in fact the rest of it is as conventional as buttered toast. This at a time when genuinely experimental writing receives virtually no attention in the mainstream media.”

El jurado que le otorgó el premio no insiste demasiado, es cierto, en el supuesto carácter rompedor que le otorga The Guardian pero sí que la describe como una original investigación sobre el cómo crecer y hacerse adulto en la era digital. Esperaremos a leerla para forjarnos una opinión y participar en el debate con pleno derecho pero pensaba antes, según terminaba de dar cuenta de Mantel, que mientras el Man Booker Prize ha mantenido una coherencia y una línea reconocible en sus décadas de historia, el Pulitzer parece balancearse un tanto últimamente.


sábado, 9 de abril de 2011

LAS FURIAS (JANET HOBHOUSE)

“Éramos seis, cuatro generaciones de simetría maniquea casi mística y sencillez mendeliana, un óvalo inexpugnable, una forma de huevo de soledad femenina.”

Las Furias

Janet Hobhouse

Todavía a mitad de camino de En la corte del lobo de Hilary Mantel, vengo hoy a dejarles por aquí una crítica guardada desde hace un par de meses y que ha visto, por fin, la luz en el Qué Leer del corriente mes de abril; más estival que nunca, dicho sea de paso. No es un bocado ligero ni de fácil digestión pero merece la pena.


Publicado en Qué Leer, nº 164 (abril, 2011)

domingo, 3 de abril de 2011

LECTURAS NO OBLIGATORIAS (WISLAWA SZYMBORSKA)

Hace ya un par de meses en que casi todas mis lecturas lo son por encargo. Ahora mismo, por ejemplo, estoy enfangada hasta la cintura –y encantada de ello, por cierto- en los lodos de la más que agitada corte del expeditivo Enrique “que le corten la cabeza” VIII, según la versión ofrecida por En la corte del lobo de Hilary Mantel. Para conocer mi opinión sobre el novelón de Mantel tendrán que esperar, no obstante, al Qué Leer del próximo mes de junio.

Si hoy he buscado un hueco para venir a saludarles es a propósito de las Lecturas no obligatorias de Wislawa Szymborska, una ligera recopilación de pequeñas piezas de no ficción ideal para entretener la espera entre envío y envío, cuando esta no es lo suficientemente larga como para una novela; y también para leer mientras mis sufridos estudiantes hacen sus exámenes y demuestran sus inseguridades interrumpiéndome una y otra vez para preguntarme aquello de “¿así voy bien? ¿así voy bien?” Ya les he dejado por aquí alguna que otra perla procedente de estas Prosas de Szymborska, como la del otro día sobre la más que probable malinterpretación a la que sometemos el verso épico de Homero; o la que habla de la lectura como el pasatiempo más hermoso jamás creado por el ser humano. Más abajo les dejo alguna otra y volveré, seguramente, a traerles más. Déjenme, no obstante, que les hable primero del tono general del volumen, exquisitamente editado por Alfabia y traducido del polaco por Manel Bellmunt Serrano.

Se trata de una colección de reseñas muy muy personales de libros de no ficción que, pese a resultar, por lo general, de lo más útil a sus lectores, no acaban de hacerse un hueco en los suplementos culturales que en el mundo son, quizá por tratar de temas más mundanos como la jardinería, los pies o el códice de Hammurabi. El caso es que, nos interese más o menos el objeto de la crítica, las más de las veces de títulos que uno ni siquiera hojearía, de todas ellas se desprende entusiasmo, buen humor, sincera humildad y fina, muy fina ironía. De hecho, creo que su prosa está muy cerca del ideal al que los bloggers literarios deberíamos aspirar. Y si no me creen, lean, lean:

“En fin, que no soy la destinataria idónea de este libro. Solo lo estoy leyendo porque, desde pequeña, me produce placer acumular saberes innecesarios. Y porque, después de todo, ¿acaso puede alguien saber de antemano qué será necesario y qué no lo será?”

Lecturas no obligatorias

Wislawa Szymborska

“Desgraciadamente, no hay creador que pueda expresar completamente su época y, a este respecto, Vermeer resulta ser un bardo de un pedazo de realidad muy limitado e íntimo. ¿Pero acaso esto mengua la grandeza de su obra? Por supuesto que no, ya que la grandeza con frecuencia reside en otros aspectos. Sin embargo, Mittelstädt no lo quiere comprender y busca en las obras del maestro holandés elementos de crítica social, así como indicios de rebelión contra la floreciente burguesía. Y si no puede encontrarlos, trata de ver en algunas obras lo que no hay.”

(ibidem)

“Pronto me di cuenta de que no era capaz de escribir reseñas y que ni siquiera tenía ganas de hacerlo. Que en realidad soy y quiero continuar siendo una lectora amateur sobre la cual no recaiga el apremiante peso de la constante evaluación.”

(ibidem)