sábado, 6 de septiembre de 2008

UNA VIDA ENCANTADA (MARY McCARTHY)

“Es una comunidad de casas de vidrio. Lo único que uno puede hacer es sentarse y observar. De vez en cuando, se presenta un alma a la que salvar.”
Una vida encantada
Mary McCarthy

Mary McCarthy fue una de las mayores prosistas estadounidenses del pasado siglo XX, que ya es decir. Valgan como botones de muestra de esta atrevida y tajante “obertura” sus espléndidas novelas El grupo y Pájaros de América, su autobiografía Memorias de una joven católica y la correspondencia que sostuvo con Hannah Arendt, editada bajo el título de Entre amigas. La agudeza, la cruda ironía, el sarcasmo, su ácida y afilada pluma, la precisión que tan temible la hicieron como crítica –el McCourt del Mercader de alfombras de Lopate, por ejemplo, la incluye entre la pandilla de “hijos de puta mentirosos y ególatras desalmados... hatajo de estirados” de la vieja Partisan Review- son cualidades sobresalientes de sus novelas. Pues, como muy bien dijo Paul Auster en sus Viajes por el Scriptorium –y esta cita es de lo poco rescatable de tal novela, por cierto-,
“si se quiere contar una historia con garra, no hay que tener compasión”.


Ninguna compasión tiene McCarthy con los habitantes de la New Leeds de Una vida encantada, una de esas artificiales y postizas colonias de bohemios y artistas que tanto contribuyeron a terminar con el espíritu de la Nueva Inglaterra de lugareños, pioneros, románticos y trascendentalistas –los Emerson y Thoreau- para convertirla en imagen de postal y artificioso souvenir. De hecho, los calificativos que el misántropo McCourt le dedicaba a la camarilla de McCarthy muy bien valdrían también -con honrosas excepciones, por supuesto- para las Marthas, Miles, Janes, Sandys y Pauls que con poco éxito buscan en New Leeds la vida encantada del título.

Todos ellos escriben, pintan, asisten a lecturas dramatizadas, discuten sobre Racine y Shakespeare, sobre Kierkegaard y Picasso, sobre Antígona y Hamlet... Solipsistas y ruines, hablan, hablan y hablan sin parar, sin apenas escuchar la réplica, tan sólo por el placer de oír el sonido de la propia voz aplastando al contrincante. Hasta la inteligente, discreta y noble Dolly y el timorato y rácano Warren tienen su momento de hybris y se ufanan de su capacidad oratoria y resolutiva en momentos en que lo más adecuado habría sido la compasión por el amigo que atraviesa un mal –muy mal- momento.

Es precisamente por medio de esos trepidantes e inteligentes diálogos, carentes de impostura y dotados de sorprendente naturalidad como Mary McCarthy caracteriza con maestría a todos y cada uno de sus personajes –que no son pocos-. Y el resultado, frente a lo que quizá pudiera esperarse, no es una de tantas divertidas y frívolas novelas sobre intelectuales cínicos y desencantados, sino -¡oh, sorpresa!- una magnífica, redonda y terrible tragedia a la griega, de desbordante ironía dramática, sobre la imposibilidad de escapar al propio destino, que, como dijo el enigmático Heráclito, no es sino el carácter de cada cual.

No se la pierdan.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues yo he leído esta novela hace poco y me ha gustado mucho. A mí una de las partes que más me ha gustado es precisamente la discusión sobre "Berenice". Me encantaría vivir en una comunidad tan intelectual donde se pudiera hacer una lectura en francés y luego escuchar comentarios que te hagan pensar. Después de leerlo me han dado ganas de leer algunos de los autores que se comentan como Racine y Sófocles.

CEci dijo...

Pues no lo sé, Anónimo. El grupo de intelectuales y artistas de New Leeds tiene mucho de pedantería snob. Y... sí, seguro que pasan tardes divertidas debatiendo sobre Sófocles y Shakespeare -por cierto, te recomiendo su "Antígona", una obra maestra- pero en el fondo se detestan.
A mí "Una vida encantada" me sorprendió y maravilló. Creí que iba a leer una comedieta intelectual y resultó ser toda una Tragedia.
Gracias por el comentario y un saludo.

molinos dijo...

La leí el verano pasado y pasé de hostilizarme con tanto snobismo y pedanteria a verme sumergida en la tragedia de lo inevitable. Me dejó un regusto amargo pero me gustó.

de todos modos yo creo que las novelas de McCarthy se han quedado un poco "antiguas" en sus planteamientos vitales. Son grandes novelas pero en sus tramas resultan tan ajenas como una novela del siglo XIX.

CEci dijo...

A mí Mary McCarthy me encanta. "Pájaros de América" está en mi canon de imprescindibles. Es cierto que su ambientación es bastante ajena a la del común de los lectores pero no creo que ello sea un demérito.
Muchas gracias por tus comentarios y un saludo.

Anónimo dijo...

Yo no creo que las novelas de Mary McCarthy se hallan quedado antiguas, ni las del siglo XIX tampoco. Pienso que son atípicas en el sentido de que incluyen pequeños ensayos sociológicos e incluso filosóficos. Algunos de los temas que aborda pueden haber quedado superados, pero otros no.
En "Pájaros de América" que esta ambientada en 1964 un personaje dice que en el futuro todo el trabajo lo harán maquinas y otro que la educación será toda a través de la televisión. Sin embargo, los temas éticos que se plantea continuan vigentes. También el debate democracia versus elitismo y las reflexiones sobre el turismo de masas.

CEci dijo...

Tampoco yo creo que Mary McCarthy se haya quedado anticuada. La buena literatura resiste el paso del tiempo porque conmueve más allá de su ambientación.
Un saludo, gracias por tu comentario y perdona por el retraso de esta réplica.