viernes, 20 de junio de 2008

LA BENDICIÓN (NANCY MITFORD): MÁS DE LO MISMO... O NO

“Si los hombres han nacido con dos ojos, dos orejas y una sola lengua es porque se debe escuchar y mirar dos veces antes de hablar.”

Madame de Sévigné

(citado al final de la edición de La bendición de Nancy Mitford de Libros del Asteroide)

La Nancy Mitford de A la caza del amor y Amor en clima frío se reveló para los lectores españoles hace poco más un año como una cronista irónica, ácida pero amable, de un mundo en franco retroceso, el de la más rancia nobleza en el período de entreguerras. Había lugar en las vidas de los Radlett y los Montdore para regias cacerías, opíparos banquetes, matrimonios de conveniencia y demás convenciones de clase... pero también para sorprendentes idilios poco afortunados, huidas con partisanos, imposibles regímenes alimenticios y un sinfín de ingredientes más que convertían estas novelas en un magnífico y, ante todo, divertidísimo retrato de una nobleza en decadencia.

La bendición repite clase social, tono y peripecia. El protagonismo recae, no obstante, en el choque de culturas (la sofisticada Galia versus la provinciana Albión) en los devaneos amorosos y adúlteros de Charles-Edouard y en las consecuencias que estos acarrean a su esposa Grace y a su ¿bendito? hijo Sigismund. Es Sigi un niño peculiar, más que perspicaz, que muy pronto comprende que la satisfacción de sus más inmediatos y egoístas caprichos no pasa precisamente por la reconciliación de sus padres, sino por la pugna entre sus respectivos pretendientes (las dos de él y los dos de ella) por ganarse los favores del pequeño, llave del corazón de sus progenitores.

Lo que sigue es una comedia de enredo, banal y frívola, con momentos amables y divertidos y otros de sátira corrosiva. Como sus predecesoras, vaya... pero mucho menos sofisticada, pues con la honrosísima excepción de Sigi, está habitada por unos personajes planos carentes del carisma de una Linda Radlett, de un tío Davey, de una Lady Montdore o de “la desbocada”, por ejemplo. Así que La bendición es más de lo mismo... o no; según se mire.

1 comentario:

molinos dijo...

A mi también me gustaron más sus otras novelas.
Está me pareció demasiado frívola y como tú bien dices con unos personajes planos que no dicen nada. Sigi, el malvado..es tan cargante que acabas odiándolo